Se que debí publicar esto desde hace
ya mucho tiempo, pero no me había dado un momento para hacerlo. La
idea ya la tenía desde mucho antes de realizar las acciones, pero
fue la semana de ciencia la que me dio ánimo para efectuarlas.
Al leer el libro de “Cálculo
infinitesimal de Michael Spivak” encontré en el prefacio lo
siguiente: “Considero a cada hombre como un deudor de su profesión,
y ya que de ella recibe sustento y provecho, así debe procurar
mediante el estudio servirle de ayuda y ornato” Francis Bacon.
No soy astrónomo de profesión y disto aún mucho de serlo, pero sin embargo hay cosas tan sencillas que se pueden mostrar al público en general, sobre todo las referentes a observación, la cuales siempre generan gusto y en algunos casos alegría tanto de personas adultas como de niños que por vez primera se acercan a observar a través del telescopio.
Mi motivación se encuentra
centrada en el gusto de compartir el conocimiento hacia las personas que me rodena y en la deuda que que siento que tengo para con la astronomía, la cual, me ha
llamado la atención desde muy joven, aunque de
profesión no soy astrónomo, si me siento muy en deuda con ella
porque gracias a ella he logrado conocer muchas cosas y recordar
algunas otras que muy bien me las sabía durante mi educación temprana, puesto que si
me leía mucho y varías veces lo poco de astronomía que traían los
libros de física o bien de geografía. La astronomía me
ha llevado a conocer muchos lugares y personas en los últimos años
y aún lo hace actualmente. Tanto lo celeste como las estrellas o lo
terrenal (como lo es la vida en el planeta) siempre me ha agradado observar, estudiar y tratar
de conservar.
Tiempo antes de empezar la semana
nacional de ciencia y tecnología del año 2012, ya había tenido la
idea de colocarme en pleno centro con mi telescopio para que la gente
pueda observar con él, sin embargo, no lo había llevado a la
práctica por la cuestión de que no sabía si existía algún tipo
de permiso para colocarme en ese lugar o bien si es que era algo
válido hacer eso, puesto que ya había tenido años antes una
diferencia con algunos policías que me querían llevar a barandillas
tan sólo por pasar ahí con mi bicicleta lo cual consideré ilógico,
pues era de noche y había poca gente caminando.
La semana nacional de ciencia y
tecnología del año 2012 me sirvió "excusa" para colocar en pleno
centro mi telescopio y con eso participé. Me sentí motivado por realizar esa hazaña que decore con algunos dibujos a la
base de madera de mi telescopio, entre ellos, aviones utilizados en
la segunda guerra mundial, puesto que aún deseo convertirme en un piloto de aviación, dibuje de un lado de la base a “El Principito” así como
también, el avión en el que el autor de “El Principito”
Antoine De Saint Exupéry (Denle clic al nombre y los mandará a un buen reporte de la desaparición del piloto) desapareció en su última misión, a
saber, el avión bimotor P-38 Lightning.
Una vez llegado al zócalo, el tiempo no era muy bueno, había
muchas nubes, pero afortunadamente la luna se podía observar, y fue
ahí que me encontré con gente que jamás había visto la luna con
el telescopio, así que observarla fue agradable para esas personas,
incluso a una chica le gusto mucho que regreso ésta vez acompañada
con su mamá para que ella también pudiera observar, fue bueno
tenerlas un rato observando. Algunas otras me preguntaron el motivo
del por qué me encontraba ahí con el telescopio y respondía que se
debía a las semana de ciencia y que con eso estaba participando.
Después de haber participado de esa
forma durante la semana de ciencia, investigue las fechas en las
cuales se podría observar la luna y de esa forma darme tiempo para
volver a colocar mi telescopio en el centro y así lo hice durante
varias ocasiones dentro de las cuales sólo cobraba “propina”
para que la gente observara. Dicha “propina” servía al menos
para pagar mi transporte en taxi. De está manera seguí llevando mi
telescopio al centro cada vez que era posible observar la luna a
tempranas horas, pero no por siempre fue así.
Llegado el mes de
diciembre por primera vez me llamaron la atención, (no se por qué tardaron tanto) por estar ahí,
la verdad no me lo esperaba ya que nunca antes me habían dicho algo,
me comentó un empleado del ayuntamiento que tenía que tener permiso
para estar ahí, la verdad no pude disimular el enojo que se sentí
por tales palabras del empleado del ayuntamiento que se encontraba
ahí, justifique mi presencia a cerca de que lo que hacía ahí, que
lo que hacía, no era más que algo así como motivación hacia la
ciencia para las personas y cosas por el estilo (y en verdad lo fue), sin embargo, después
de dialogar un momento con él me pidió que mejor hablara con su
superior, el encargado de andar “vigilando” el centro el cual me
volvió a mencionar lo del permiso, yo le comentaba que no tenía y
que no sabía que se debía tener alguno, además, lo que yo hacía
no era negocio o algo así como me lo sugerían sus palabras, después
me comentaba que era necesario tener un permiso y que tendría que
pagarlo en el ayuntamiento y no se que otras cosas más, ¿permiso
para ver al cielo? me sentí tan molesto que apenas si pude
contenerme frente a ellos, pues eran varios, además no llevaba ni 15
minutos de haber llegado al lugar, me comentaron que incluso el Santa
Claus que estaba ahí, había tenido que sacar su permiso. Me sentí
tan disgustado porque al menos en esa ocasión había llegado muy
temprano, el cielo era bastante limpio y prometedor para una buena
observación.
Por último, como opción me dijeron
que si quería me podía ir a la alameda, lo cual hice no de muy
buena gana pues tenía que cargar con el telescopio además de que en
la alameda a diferencia del centro, hay menor cantidad de gente con
lo cual, apena si para el transporte me iba a salir.
Lo que salvó esa noche fue que al
menos si tuve algo de gente para la observación, incluso me encontré
con algunos amigos de Matemáticas que por ahí andaban paseando y,
al final de la observación, tenía a un pequeño grupo de personas,
algunas ya mayores entres señores y señoras y a un par de
estudiantes de la normalistas. A ese pequeño grupo, les di una
pequeña exposición de lo que sabía a cerca de astronomía, por
ejemplo, les comentaba a los de la escuela normal que al planeta Venus nunca
le podríamos ver a media noche y naturalmente me preguntaron el por
qué no era posible, la explicación que me sé es simple, pero mejor deje que lo dedujeran a partir de un dibujo del sistema solar que les hice y preguntas que les formulé, creo que eso fue más provechoso del que hubiera sido si simplemente les daba yo la respuesta. Les comentaba al grupito a cerca del funcionamiento de las piezas del telescopio de reflexión que llevaba, también el de los telescopios
de refracción usando para ello un juego de lupas que llevaba para ese fin.
Puesto
que estaba finalizando la observación les di oportunidad de que
observaran tanto a la luna, júpiter y a las pléyades lo cual fue
posible gracias a que conozco bien como manejar mi telescopio ya que
no es difícil apuntar con él. Fue de muy buen agrado para el
pequeño grupo que tenía ahí reunido la sesión de exposición y
observación como también lo fue para mí, pues al menos
así de está manera, siento que pago un poco de lo mucho que le debo
a la astronomía. Lo que empezaba a ser una no muy buena noche de observación se convirtió en la mejor que he tenido.
En el año 2013 no he
lleve muchas veces el telescopio a la alameda, dado que las
condiciones no han sido tan buenas como el año anterior y no me he
podido dar tiempo para ir, sin embargo, espero se mejoren las
condiciones y tal vez, estaré publicando.